Vivimos pensando en el qué vendrá y nos olvidamos de ver lo que está pasando. Vivimos acelerados, apurados, con la necesidad de llegar a algún lado, a algo. Y, cuando finalmente llegamos, lo vemos pasar. No lo aprovechamos. Porque cuando eso que queremos que pase, pasa ya estamos viendo que otra cosa podría pasar más adelante. Y así todo pasa sin ser visto. Cuando nos queremos acordar ya es tarde. Es tarde para acordarte que querías decir algo en determinada situación, es tarde para escuchar los consejos de alguna persona que ya no está, es tarde para perdonar, es tarde para pedir perdón, es tarde hasta para querer. Llegamos tarde por querer llegar antes de tiempo. Siempre esperamos y no está mal esperar mientras que en nuestra espera sigamos viviendo, sintiendo, lo que está pasando ahora. Porque ahora es cuando tenés que hacer, más adelante se verá. Las personas que planifican todo viven sufriendo. Nunca nada sale tal cual como esperamos. Y eso, creo yo, que es lo que hace que la rutina no sea tan pesada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario