(Soldado) Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo.
(Oficial) ¡Permiso denegado! No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.El oficial estaba furioso.
(Oficial) ¡Ya le dije yo que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?
Y el soldado, moribundo, respondió:- ¡ Claro que sí, señor!, cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:- ¡Estaba seguro de que vendrías!
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